Una bella historia en la que el propio creador narra de manera simple las virtudes de las flores.
Cuando nuestro señor, el Gran Hermano de la raza, consideró que era tiempo para que nosotros aprendiéramos otra lección del Gran Libro de la vida, el mensajero llegó brillando todo en la oscuridad de la noche, en el frío del invierno cuando la vida física se retrae, y anunció la revelación nueva de otro aspecto del amor que el hombre se estaba haciendo lo suficientemente fuerte para soportar. Pero los hombres estaban horriblemente asustados de la luz, de modo que en vez de sentir alegría y felicidad, se les tuvo que decir para que no tuvieran miedo que vendría a ellos la Paz y Benevolencia. Ante esas nuevas ellos escucharon de rodillas, con la mirada baja, para aseguarse que la tierra segura, que conocían, estaba aun bajo sus pies, porque sólo de esto ellos estaban seguros. Ahora el suelo en que vivían y que les daba alimento en abundancia, contenía muchas hierbas para su sanación pero debían encontrarlas ellos mismos.
Los Hermanos sabios de raza que hacía tiempo habían recibido las alegres noticias de las estrellas, buscaron esas hierbas, esas verdaderas amigas del hombre que tenían poderes para su curación, y ellos encontraron los "Doce Curadores" a través de la virtud de los "Cuatro Ayudantes".
Los Cuatro Ayudantes eran la FE en un mundo mejor que ellos esperaban algún día alcanzar, ahora se reflejaba en el brillante arbusto Gorse.
La Perseverancia del Oak que hizo frente a todas las tempestades, ofrecieron refugio y apoyo a los seres más débiles.
La Disposición para servir de Heather, que estaba alegre al cubrir con su simple belleza los espacios áridos sacudidos por el viento,
y el agua pura de manantial borbotiando de las rocas, trayendo Luz y frescura a aquellos cansados y doloridos después de la batalla.
Edward Bach, 1934